lunes, noviembre 06, 2006

Esa que fue capital de China




Sobre ambas veiras del ríos Yangtse se asienta una de las ciudades más prósperas de China y que durante la Dinastía Ming fue capital del Imperio del Sur. Hay indicios de que los primeros habitantes que la ocuparon lo hicieron en el año 473 a.c. durante la época de los estados de guerra. Durante las dinastía Song y Ming fue capital del país. De ahí que etimologicamente su nombre signifique capitald del sur: Nan jing del mismo que Bei jing es capital del norte.
Aquí se firmó el primero de los tratados de paz consecuencia de la Guerra de Opio contra los ingleses en 1842, Tratado de Naijing que obligó a abrir cinco puertos al libre comercio. Durante la revuelta de Taiping en 1853 también fue asediada por los rebeldes.En 1911 Sun Yatsen padre de la china moderna, declaró la ciudad capital provisional de la República. Chiang Kaishek quien gobernaría la nación tras la muerte de Tsen también la fijó aquí su gobiernos hasta la ocupación japonesa.
Hablar de Nainjing en la actualidad es hablar de educación y negocios. Alberga varias Universidades y es la capital de la provincia de Jiangsu, conocida como una de las regiones más productivas de China consecuencia directa de su geografía: al este la costa y hacia el oeste el delta del río Yangste, de ahí que llamen "la tierra del arroz y del pescado".
Pero Historia aparte, cómo es hoy día esta ciudad. En extensión similar a Shanghai, aunque puede parecer incluso más grandes porque al contrario que Shanghai donde las calzadas son estrechas y ordenadas, Naijing se contruye sobre anchas calles que confluyen desde una rotonda, Xinjiekou(al estilo patricio) de donde confluye el centro neurologíco.
Llegar a la ciudad desde la estación de tren ofrece una panorámica bella donde se ve el skyline de la ciudad con el lago Xuanwu en el medio, sentarse sobre los escalones de madera recuerda levemente a la estación de tren de Venecia, sin canales.

Momento para fumar un cigarro, observando la serenidad del agua del lago y la lejanía de la ciudad, por un momento parece que la ruidosa Shanghai es remota, y que existe aquí en China algún sitio donde no haya que existir a empujones.
Visitar una ciudad universitaria es sinónimo de cama entre sus cimientos, y ese es el primer destino. Alojamiento donde dejar la mochila para después patear la ciudad hacia el norte, hacia la Siji Shan, osea Montaña Púpura. Barato por 10 euros una habitación pequeña con baño propio y vetana con vistas a un jardín. Nada mal comparado con los hostales de la Calle Valverde de Madrid donde por 35 euros tienes derecho a una habitación con ventana de cimiento y baño compartido.

Desde el Hotel Nanshan de la Residencia de la Universidad de Nainjing en Ninhai Lu a la Zijin Shan en el noroeste de la ciudad hay unos ocho kilometros durante los que se toma el primer contacto con la ciudad. Avenidas anchas, escases de letras occidentales, todo en Hanzi, o caligrafía china, dificultad a la hora de ubicarse en las calles. Aunque mi conocimiento del idioma va en auge mi conocimiento de caracteres es irrisorio de momento. Grandes carteles con enormes letras chinas sobre las fachadas que al anochecer se iluminan logrando un efecto de romería popular.
Desde la cumbre de la montaña vista de pajaro de la urbe. Mamahuhu, ni fea ni bonita, vulgar consecuencia de la masa de contaminación que cubre la ciudad.

Más interesante, sin duda la puesta del sol sobre el lago Zixia en la colina de la montaña.

Primer contacto con la muralla de 36 km de longitud que bordea la ciudad y ue levantada en 1366 por orden del emperador de la Dinastia Ming. Los tramos más elevados miden 12 m de ancho y es de ladrillo, de cinco regiones distintas del país, pegados entre si con aglutinado de arroz engrudo de harina de sorgo. Se conserva gran parte de esta muralla de gran solidez que ha sobrevivido a todo el terror y sangre que ha sido derramado en la ciudad.
Al sur de la ciudad está el templo confuciano Fuzi sobre una calle enérgita donde la vida puestos de artesanía, de comida y la baña las aguas del río Qinhuai.

Pero no sólo Historia es vida, para descubrir el ajetreo de la vida diaria lo mejor perderse en la calle Hankou y sus alrededores






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