jueves, octubre 19, 2017

Es Xi Jinping el nuevo Mao Zedong de China



Estos días, los medios nacionales que aún hacen un hueco a la información internacional se fijan en el Congreso del Partido Comunista Chino, donde el actual presidente será reelegido. Las comparaciones con Mao Zedong se repiten en uno y otro sentido. Hoy toca ver si es o no Xi Jinping el nuevo Mao Zedong de China y por qué.



El mundo observa al presidente chino Xi Jinping con preocupación. No solo porque ha estado reconcentrando el poder en manos del gobierno central, sino también porque muchos creen que su radical campaña anticorrupción es la fachada de una purga política. Preocupa que Xi esté creando un culto a la personalidad muy similar al que rodeó a Mao Zedong y alimentó la Revolución Cultural. ¿Estamos o no ante un nuevo autócrata?

Para responder a esta pregunta es necesario conocer quién es y de dónde sale Xi Jinping. Xi nació en 1953, es un “príncipe rojo”, hijo de Xi Zhongxun, uno de los principales dirigentes del PCC. Su padre había sido vicepresidente de la Asamblea Popular y vice primer ministro antes de ser marginado por Mao Zedong y rehabilitado por Deng Xiaoping en las luchas fraccionales de 1960-1970. Xi contribuyó a la puesta en práctica de las reformas económicas promovidas por Deng en la década de 1980 que, la siguiente década, abrieron el camino al desarrollo capitalista.

Xi Jinping es él mismo uno de los “jóvenes educados” enviado en 1969 al campo a “aprender de los campesinos”, después de la Revolución Cultural. Permanecerá de 15 a 22 años en Shaanxi.  A partir de 1982, empezó a ejercer responsabilidades en Hebei, Fujian, Zhejiang – es decir, en las provincias costeras del este y noreste-, donde se permitió la inversión de capital extranjero.

En 2007 fue impulsado al Comité Permanente del Politburó, el núcleo de la dirección central del PCC. Este curriculum le permitió anclar su poder en una red de relaciones. “Reformador” capitalista, ha sido también un impulsor de la expansión internacional del nuevo imperialismo chino.

Al igual que otros “príncipes rojos” antes que él, Xi ha recuperado algunos gestos maoístas, al tiempo que aplica una política opuesta en lo esencial a la de Mao, tanto a nivel nacional (desarrollo capitalista) como internacional (expansionismo sin fronteras). Se reconoce así que la retórica anti-maoísta no es útil hoy en día.

Al levantar la bandera de la lucha contra la corrupción, Xi intenta hacer frente a una crisis importante para el presente régimen, justificar la eliminación de rivales y asegurarse el apoyo popular. Las posiciones de poder y el enriquecimiento van a la par en la China contemporánea. A menudo son los clanes familiares los que, por medios legales o ilegales, se benefician del acceso a una posición de poder de uno de los suyos, mientras que los críticos terminan entre rejas. La huella de Mao es evidente.


Fuente original: Europe-solidaire

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