Seguimos mirando a Grecia. Mientras nuestra atención se
centra en lo que ocurre en el país
heleno, en China la bolsa lleva varias jornadas consecutivas
desplomándose. En la jornada de hoy,
correspondiente al ocho de junio de 2015, la bolsa cae un 5,9 por ciento, pese
a la suspensión de la mayoría de sus valores.
La de hoy es la última de una semana de descensos en las
bolsas de Shanghái y Shenzhen que acumulan un descenso del 30 por ciento en las
últimas semanas y que es ya uno de los descensos más acusados del índice
bursátil chino.
Pese a las medidas adoptadas por el gobierno de China, la
bolsa no se recupera. Este lunes el gobierno inyectó liquidez y compró títulos
de las grandes empresas públicas, unas medidas que no han conseguido frenar las fuertes caídas en
las dos bolsas chinas
El Shánghai Composite puso fin a su mayor periodo alcista el
pasado 12 de junio, cuando alcanzó máximos. Desde entonces acumula una caída
cercana al 30%. En las últimas tres semanas 2,52 billones de euros.
¿Puede esta crisis trasladarse a la economía real o
contagiar a la economía mundial?
Del análisis de lo sucedido en China, una consecuencia está
clara: las medidas del gobierno chino han aumentando la sensación de crisis en
el país asiático. Y en el plano internacional, el hundimiento de la bolsa china
está afectando a mercados internacionales como el del petróleo.
De la bolsa china, hay que subrayar que se parece a una montaña rusa que fluctúa
sin sentido y de manera preocupante. Uno
de los motivos es la realidad del propio país que vive entre la realidad y las
expectativas económicas. Siempre se ha dicho, que hace tiempo que perdió la
correlación con la realidad económica del país.
El gigante asiático necesita crecer a dos dígitos pero este
año incluso, hay indicios que muestran que peligra la proyección del
crecimiento del siete por ciento previsto para 2015.
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