Debo reconocerlo. Me gusta el presidente ruso Vladimir Putin.
No son políticas ni sus violaciones de derechos humanos, pero si pienso que es
un hombre astuto, cuerdo y sobre todo está recuperando la presencia
internacional de Rusia en el mundo. Uno de sus próximos viajes será a China, el
próximo 25 de junio por invitación de su homólogo, Xi Jinping.
Se espera que los mandatarios aborden medidas concretas del
futuro desarrollo de la colaboración ruso-china en el ámbito comercial,
económico, humanitario, técnico y científico, humanitario y de inversiones.
La visita se enmarca en el fortalecimiento de los países que
forman parte de Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) que integra a
Rusia, China, Kazajistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán, Afganistán,
Bielorrusia, India, Irán, Mongolia y Pakistán.
Es la apuesta de estos dos gigantes por formar otro bloque
económico que contraponga el peso de la Unión Europea y sobre todo trate de unira los países centroasiáticos en torno a la cooperación económica.
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