sábado, septiembre 23, 2006

Live Jazz at Shanghai

Shanghai se parece a cualquier otra gran ciudad, comparable con Berlín, París o Barcelona. La mezcla de culturas y el baile de costumbres inspira tanto la arquitectura como el arte, la moda y la comida...una mezcla de ingredientes que forman la gran ensalada china. También las noches son un picoteo de estilos aliñados por un buen chef.
Primer plato: una azotea desde la que se divisan los enblemas de Shanghai,la Oriental Pearl Tv Tower de kkk de altitud iluminada y las luces de neón relfejadas sobre las aguas del río Huanpu. Desde el octavo piso del Hostal Captain acompañada de una ping pin jiu y degustado una pizza en la terraza, la conversación es fluída y el ambiente playero. El bar con sus mesas de madera y plantas en cada esquina parece un chiringuito, podría encontrarse en Caños de Meca sobre una playa de arena blanca y fina, pero no, está levitando, de espaldas a la ciudad y frente al afluente del Yantsé, el riachuelo que separa Puxi de Pudong, y desgarra a la ciudad en dos mitadas, la financiera y del ocio multitemático, exclusivamente, y la otra donde la Milenaria China sigua un poco viva. Pudong que comenzó a edificarse en 1990 se extiende sobre 185 kilometros cuadrados sin algún apunte oriental más que el nombre de la torre. Desde la otra veira del río, Puxi, con recelo observas el resultado de la inversión y la apuesta a la moderización capitalista china. La fuerza se mide, en este caso por watios de luces de neón.
Deslumbrante vista.

El Plato fuerte de la noche. Tras recrearse los ojos es turno para que los oídos, las piernas y el paladar disfruten del hechizo que supone el Jazz en directo en el Glamour Bar de Shanghai. Algo, por lo menos, curioso es que los pisos dentro de un edificio esconden rincones donde beber, comer, bailar, peinarse, comprar. Los bajos dejan de ser el emplazamiento original de los establecimientos, el suelo no es glamoroso, mejor perderse en las nubes. En el sexto piso de un edifico de estilo Art Decó, se abren las puertas del ascensor para trasladar a los visitantes a Hollywood. Al Galmor Bar todo negro con una barra de cristal ovalada en el centro y las copas colgando del techo, sillones aterciopelados malvas, morados y verde en forma de churros con cojines, y alrededor pequeñas mesas de cristal. La ventana acristalad deja, que nuevamente los fluorescentes y las vistas al Bund te recuerden que estás en Shanghai. Al fondo, un metro levantado del suelo, el escenario. Sobre él, un piano, la batería y la guitarra, y Alexia Gardner. Cuerpo moreno vestido de cabaret. Tobillos y muñecas danzan cautivados por la mezcla de estilos: jazz puro, ritmos afro y caribeños son los cócteles con los que cautiva Alexia Gardner. El Jammin de Bob Marley, Changes the world de Clapton o Fool on a Hill de Lennon son los temas con los que la noche trascurre la velada en el Glamour Bar de Shanghai. Doble aplauso, para ella y el garito

Son las dos de la madrugada, y la noche cierra sus puertas. Mi viernes noche es más yo que aquel sábado de Karaoke. La que aquí escibe encuetra su lugar a paso ligero, sin prisa pero sin adormilarse, buscando entre los rincones y las alturas algo y alguien para compartir un vasito fresco de vino.
A vuestra salud!!

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