
Aunque su nombre poco suene a chino, es una de las calles que esconde el que creo que se convierte a medida que transcurre el tiempo en uno de mis lugares de predilectos.
Moganshan Lu, suena a Barrio latino francés, por lo menos, Moganshan Lu, a palabra mágica puerta a los encantos de una dama...o porque no, a arteria artística china.

Cerca del rio Suzhou, una estrella callejuela se abre paso y se aleja del ruido shanghaniano, da la espalda a la ciudad y se esconde en la nostalgia de casas bajas de colores, lugareños que descansan en las aceras; cocinan arroz frito en la calle, tienden su ropa al fresco y no saben que es una lavadora. Ahí, donde el reloj ha dejado de correr, la vanguardia artística de la ciudad se amontona en un recinto para la expresión de las ideas a través de lienzos, acuarelas, esculturas,trazos y collages.

Puede parecer una comunidad de vecinos, tranquila, en la que el corte al tráfico rodado de vehículos de motor permita cierto sosiego a los transeúntes, en donde la disposición de los edificios cual aldea levantada sobre pasarelas de hierro y escaleras, simule una enredadera de acero donde uno quiera abraarse. Puede parecer eso y más...encanto es lo que tiene y arte a raudales

Estudios y galerías se mezclan en esta atmósfera idónea para la contemplación y observación de las diferentes técnicas y visiones que bailan sobre el cielo de la ciudad creando compases de denuncia y acordes de belleza.
Veámos pues que se encuentra en los bajos de Moganshan Lu
Fang Ming
"La vida es preciosa, y en un día podemos perder todo. Lo que somos es ceniza y carga al mismo tiempo"



Este artista, confesado budista, fusiona la naturaleza y el hombre en una sóla pieza donde la armonía del ambiente natural es tan importante como la vida humana. Mezcla en sus lienzo rostros humanos con alas de los insectos, trasladando a sus pinturas la visión del cosmos budista donde los agentes exteriores no transformaran tu serenidad siempre y cuando no te entrometas en su vaivén natural. El cambio existe, la tranformación y evolución son maneras de adatación a nuevos sistemas, en los que a veces tal vez por cobardia y falta de agallas, disfrazarse, se convierte en el mejor alíado, pero el maquillaje aveces estropea los más bellos rostros. Es preferible desnudarse, despojarse de las capas y vivir sin molestar y ser sin dañar.
Esta reflexión me sugiere una obra, I wil die de Yang Zhenzhong.

Tabú donde los hayas, la muerte duele, abrasa y carcome. La muerte deja sin aliento y sin risa, vacia y aniquila sueños de una tajada. La muerte es como el sudor, siempre traspira y deja huella, por mucho que intentes disimularlo, es tal su crueldad que pesadilla asimilada te despierta mojada en la fria oscuridad. Y porque no, recuérdalo cada mañana, vas a morir. Así sabrás que bello es vivir, y no te calles lo que sientes, di lo mucho que amas y añoras, todo lo que odias y te callas, porque sabes que vas a morir...Mediante un video Yang Zhenzhong dispone una serie de rostros y voces que repiten I will die, uno tras otro mostrando un mosaico de realiadad. Emocional, cruel visual, impregna de realidad a la vida.
Esto es un atellier shanganiano

He aquí unas obras que me encantaron!!

Los colores, las formas que se enredan formando líneas angulosas y tras tanto arte combativo, apetece un poco de sensualidad, que el amor también es una batalla pero sin guerreros, sólo de amantes que se fusionan.

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