martes, diciembre 05, 2006

Taikang Lu

Seguro que te ha pasado alguna vez que no siempre lo más bello, lo más excitante, en definitiva con lo que más disfrutas-, parece estar al alcance y al contrario. A veces como que el espacio parece una muralla en la que ni el aire tiene espacio para resbalar, otras; sin embargo, se dilata y por mucho que intentes extender el brazo no tropiezas con la realidad. Shanghai tiene esa capacidad de dilatarse y enpequeñecerse, de parecer inmenso y un barrio a la vez. Así puedes aparecer cada día en un sitio diferente, con tu máscara particular o, desvelarte ante los que te enseñaron a decir ni hao!! Y esa es la magia de esta ciudad, ser un día y al siguiente...
Queriendo no ser, decidí buscar algo aún sin rastrear, y Taikang Lu, como muchas veces, una vez explorado, pensé ¿cómo no había venido antes? Y hallé la respuesta, estaba en otra parte!


Los puentes de los parques chinos jamás son rectos simulan una serpiente zigzagueando sobre el cesped. Dos razones: la primera para impedir que los malos espirítus crucen ya que éstos solo son capaces de caminar en dirección longitudinal, y la segunda, por que los caminos de la vida, tienen curvas. Pués casi lo mismo sucede con todos los lugares interesantes de la ciudad, no tienen una boca de metro que directamente te transporte, sino que hay que perderse. Cómo me gusta! Si a Mongashan Lu. era media hora pedaleando la bicicleta, a Taikang Lu, otro tanto recorriendo callejuelas.




Taikang Lu, es un centro de galerías de arte, de estudios de diseños y tiendas de moda, pero no de imitaciones, algo de diseño chino, o parches cosidos de occidentalismo y orientalismo. Pero agradable, logras escapar de lo ambulante, y las copias baratas pero de calidad china.
Es un lugar, apesar de toda la actividad artística, tranquilo, porque se emplaza fuera de la vía ordianria, ya que es como un laberinto de callejuelas y en los espacios donde se cruzan, hay plazitas, pequeñas y estrechas, con estudios y tiendas.



Pero aparte del exterior, algo curioso son dos edificios, las únicas construcciones altas de la calle, repleto a atelliers donde se trabaja y exponen las obras. El edificio en sí es curioso. De fachadas blancas pero roñosas, donde se intuyen los años, y las diferentes vidas que habrán corrido entre sus paredes. Y escaleras de peldaños altos, y techos bajos, en comparación. En cada piso, tan sólo un pasillo largo y oscuro, sin luz natural y escasa artificial-, y a sendas veras:puertas. Éstas si varían dependiendo de la naturaleza del oficio que se realiza en el interior. Las hay vidrio tranparente, y de madera, donde al abrirlas pareces violar el segundo de inspiración



Y desde lo alto del edifico, el hueco de la escalera, es vértigo.

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