Al lunes negro le siguió el jueves negro. China estornuda y
Occidente se constipa. Ya sucedió en el verano, pero las caídas en torno a ocho
puntos al inicio de la cotización bursátil de esta semana obligó al gobierno a
suspender por primera ver la actividad de la bolsa.
El mercado de valores de China, la segunda economía del
mundo, opera de forma diferente a los grandes mercados de Occidente. Para
muchos se ha convertido en un gran casino lleno de corruptelas. ¿Cómo funciona?
Intervención gubernamental
La principal diferencia es que aunque el país se ha
convertido en una economía de mercado, una parte significativa de su economía
sigue estando controlada por el gobierno. Esto quiere decir que las bolsas de
valores chinas no están puramente basadas en las fuerzas del mercado, como
ocurre en Occidente. Cuando hay signos de volatilidad, el gobierno toma medidas
e interviene para apoyar los mercados, como ocurrió en julio pasado, en el
primer desplome de la bolsa.
Son mercados jóvenes e inmaduros
Los mercados son relativamente jóvenes. El de Shanghái fue
establecido en 1990 y comparado con el resto del mundo se lo considera
"inmaduro".
Los accionistas son chinos
Las acciones de los mercados chinos pertenecen casi en su
totalidad a inversores chinos. Se calcula que sólo 2% de los inversionistas en
los mercados chinos son extranjeros.
La dimensión de la bolsa
El valor bursátil chino es un tercio del PIB mientras que en
la mayoría de las economías desarrolladas es más del 100%. En comparación con Estados Unidos, en que la mitad de la
población invierte en acciones, sólo un 6% de los chinos lo hacen.
El gobierno ha estado alentando al público a invertir y
muchos de los inversores son gente común y corriente con poca experiencia en
los mercados. Y esta falta de una base amplia de inversores experimentados y
profesionales significa que el mercado es mucho más volátil.
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